"American Psycho", de Bret Easton Ellis
Bret Easton Ellis escandalizó a todo el mundo con este enfermizo retrato en primera persona de un yuppie psicópata.
Con un estilo de frialdad casi insoportable y un gusto extremado por el detalle más ínfimo, Ellis nos narra los avatares cotidianos de Patrick Bateman, triunfador de la sociedad neoyorquina, en el marco de los años 80. Una sociedad caracterizada por la superficialidad más alienante, alimentada por la sangre de sus propios miembros.
La lectura se hace incómoda a primera vista, por la utilización del tiempo en presente y la abundancia de pasajes descriptivos. Sin embargo, no debemos olvidar que la intención del autor es la de introducirnos de lleno en la piel de ese ser particularmente repulsivo, pero atrayente a partes iguales. Y bajo mi punto de vista, lo consigue con creces. No porque el personaje resulte atractivo, sino porque, como lector, uno no puede evitar tratar de desentrañar si de algún modo existe en él un rasgo de humanidad.
Al mismo tiempo, ese retrato acerado y punzante de la hipocresía laboral y cotidiana de los yuppies resulta en extremo regocijante. El modo en que se relacionan los unos con los otros, su forma de ignorarse, de competir del modo más abyecto…
La primera vez, al terminar el libro, la sensación era muy desagradable, pero al mismo tiempo hube de reconocer que me sentía enormemente fascinado. Esta novela, leída con atención, puede llegar a despertar instintos que uno no quisiera creer que posee. Sin embargo, parece evidente que una parte misericordiosamente oculta de nosotros, es capaz de sentirse atraída por el mal en su estado más puro. Al fin y al cabo forma parte el ser humano.
Pat Bateman es un desalmado que mata por diversión o por necesidad, pero más que eso, que es incapaz de sentirse parte del mundo. Hacia el tramo final de la novela, asistimos a un pasaje especialmente esclarecedor, en el que de algún modo, el asesino implacable se nos muestra en toda su desnudez interior. Obviamente, lo que vemos, no resulta nada agradable. Confusión, dolor, enfermedad, locura… pero al mismo tiempo, un silencioso grito de socorro, que la repentina vuelta a la realidad acallará, posiblemente para siempre.
Aparte de triunfar en lo estrictamente argumental, Ellis se nos muestra como un privilegiado conocedor de los entresijos del mundillo que nos describe. Y como un literato cuya capacidad de resultar sarcástico parece no agotarse, página tras página. De hecho, el libro se puede llegar a entender como una feroz y descarnada visión de la sociedad contemporánea. En el fondo, Bateman es tan hortera, tan ególatra, tan superficial y está tan perdido y solo…, como cualquiera de nosotros.