lunes, agosto 27, 2007

"Caótica Ana", de Julio Médem


O también "La paloma roja", o "La ardilla del Círculo Polar", o "Ana y el sexo"...

Médem vuelve por sus fueros. Y de qué manera. Con su filme posiblemente más arriesgado y con toda seguridad el más rabioso.

Dedicada a su fallecida hermana Ana Médem, hay en "Caótica Ana" una rebelión furiosa contra la muerte, contra todas las muertes. Especialmente contra las muertes injustas, que acaban con las vidas en plenitud.

Ana vive y muere. Una y otra vez. Y la Ana virginal de Ibiza, esa Ana que no parece esconder nada, tras esa mirada luminosa y limpia, no va a ser ninguna excepción. Porque también tras esa Ana (tras esa puerta de mentira pintada en las paredes de su cueva) está el caos, el caos de todas las "anas" que han sido y serán.

La película empieza de un modo demoledor, con ese prólogo protagonizado por un halcón (masculino, depredador, implacable) y una paloma (femenina, hermosa y traviesa). Una paloma que se acaba cagando (literalmente) sobre el depredador. Justamente igual a lo que ocurrirá con el tramo final de la vida de Ana.

A partir de ahí, asistimos al devenir del personaje femenino, desde su origen en Ibiza, a través del doloroso viaje iniciático del conocimiento de sí misma. En ese viaje, le acompañarán una serie de personajes que le ayudarán a encontrarse.

Es posible que la lectura sobre la feminidad que nos propone Médem sea excesivamente estridente. Y que eso choque con la sutileza de otros trabajos suyos, que no lo olvidemos, también eran terribles muchas veces, aún tras esa forma de contar tan lírica y sugerente. Asimismo, también podría ser discutible alguno de los ensamblajes del guión, en especial en el último tercio que empieza con la travesía marítima con el padre del personaje interpretado por Bebe (padres viajeros y solitarios, una constante en el cine de Médem) y que se ve un pelín forzada; y por el hecho de ver al personaje principal podría decirse que "transformado" en cierto modo, al menos en comparación con su apariencia anterior. No olvidemos, en todo caso, que ese último tramo surge del dolor del conocimiento, de una transformación íntima y real. Conocimiento al que Ana se resiste con todas sus fuerzas, hasta que ya no le es posible negarse. Al final, tras ese tormentoso último capítulo, veremos a Ana de nuevo sumergida en el agua (eterno símbolo de vida y de venida al mundo), renaciendo de nuevo. A una nueva existencia plagada de incógnitas.

Igualmente, en la película, también resulta preciosa la relación de Ana y su padre (de nuevo padre de origen bávaro, como en "Los amantes del Círculo Polar"). Una relación que, como las grandes relaciones entre personajes, no necesita de mucho para ser contada. Simplemente una serie de apuntes (las cartas que ella le manda, la forma de mirarse cuando ella decide marcharse, o cuando se reencuentran...) que nos sirven para hacernos una perfecta idea de cómo son esas dos vidas.

La muerte es otro personaje más de la película. La muerte, que ya era otro personaje más en las anteriores obras del cineasta. En todas ellas.

Y muchos de los diálogos también son típicos de los guiones de Médem. Frases y diálogos disfrazados de sencillez, pero con una musicalidad y una cadencia que calan muy hondo.

Además, el personaje de Ana es una "criatura-Médem" de la cabeza a los pies. Guapísima Manuela Vellés. Guapísima y gran actriz. Que el director vasco sabe retratar en toda su desarmante hermosura, a través de una serie de planos de una belleza casi dolorosa. Se une a la galería de grandísimas interpretaciones femeninas que Julio ha sabido sacar de Najwa Nimri, Paz Vega, Silke (a la que Manuela recuerda bastante, por cierto) o Emma Suárez.

En definitiva, se podrá poner en tela de juicio alguno de los elementos de "Caótica Ana", en especial los que atañen a ciertas cuestiones de índole ideológica (excesivamente simplistas) y tal vez incluso de fondo. Pero yo creo que esta película es una "criatura" nacida de la furia, del dolor de la pérdida. Y como tal, entiendo como válidas algunas de las licencias que Médem se permite. Entiendo que Julio ha desnudado su alma en este trabajo de un modo como nunca había hecho antes. Y en todo caso, el fondo último (con el que se podrá estar más o menos de acuerdo) no debería hacernos olvidar ni dejar de apreciar la exquisitez y la belleza de la obra en sí.

Y lo que sí hay que agradecer al que seguramente es el mejor cineasta español de la actualidad (y uno de los mejores del mundo), es que siga arriesgando de esta manera. El riesgo que convierte cada visionado de una de sus películas en una experiencia peculiar y de las que dejan huella. Unas veces más honda y otras menos. Pero que nunca dejan indiferente. Y que siempre te aportan "algo".

sábado, agosto 25, 2007

Mensajes en una botella ( 4 )

Me gusta acordarme de ti mientras trato de olvidarte.

miércoles, agosto 22, 2007

El canto de las sirenas: "The Last Remaining Light"

"The Last Remaining Light" - AUDIOSLAVE



Últimamente le he estado dando bastantes vueltas al primer disco de Audioslave y ésta es mi preferida. Seguramente porque más que de Audioslave, parece de Soundgarden. O de Cornell en solitario.

La última luz, la que permanece una vez se ha hecho la oscuridad.

martes, agosto 21, 2007

Ahora y después nunca


Déjame reconocerte en una tarde así, imprevista y gris, me digo sorprendido. Déjame encontrarte frente a un espejo casual, en mitad de la ciudad. Que tu reflejo sea la certeza de saberme un habitante más de este momento. No distinto a otro. No mejor, pero tampoco menos importante. Estoy harto de días sin huella. Hoy me encuentro en un lugar intrascendente, pero tintado de verdad difusa, que es la única verdad auténtica. Y mi sombra sirve tanto como la tuya para acariciar el asfalto. Y mis pasos me llevan a algún lugar, al que acaso querré volver alguna vez. Me encuentro en mitad de la calle. Cuando ya me había cansado de buscarme, me encuentro. Consciente de mí y de lo que espero. Mi intimidad no es sólo una palabra más. Soy algo más que un nombre. Soy este atardecer y este caminar. Un rostro cualquiera. También sé que todo esto, que nada significa, no sirve de nada. Y sin embargo, no tiene precio. Las aceras abarrotadas de gente, el ruido del tráfico, las luces cada vez menos tímidas y más sugerentes. Formar parte de esta escena de la que nadie es testigo directo, que tantos ven pero nadie siente, y que nadie se detiene a analizar. El íntimo regocijo de pensarme y verme. Dentro de un rato, nada habrá cambiado. Pero lo que ha sucedido, ya nunca volverá a ser.

lunes, agosto 20, 2007

Diálogos junto a la hoguera: La última mentira

-Y pensar que una vez tus mentiras me hicieron llorar.
-¿Cuándo fue eso?
-Cuando creía en ti.
-¿Y ahora?
-Ahora ni siquiera creo que existas. Eres tan sólo otra de tus propias falsedades hirientes, fingiendo ser alguien real que habla, escucha y siente.
-¿Y por qué no dejas de hablarme, si no crees en mí?
-Porque yo tampoco existo. Soy la última de tus fantasías.

domingo, agosto 19, 2007

Un sueño a traición


Esta noche, como otras veces a cualquier hora, tu cara (ya borrosa), se ha vuelto a adueñar de mis oscuridades. Me pregunto cómo puede ser tan cierta una silueta difusa. Como siempre, cuando más lejos (y a salvo) me sentía de ti, reclamas tu lugar en forma de vacío ardiente en mi pecho. Eres esa corriente que me atraviesa sin avisar y me deja desarmado, haciéndome odiar una vez más mi vulnerabilidad. Tu olor, que estaba convencido de haber conseguido olvidar, me ha estado acompañando todo el día. Tu olor, que no me dejaba respirar. Tu voz, mi silencio. Tu piel, mi desierto. No te imagino en este momento, pero te llevo con esa presencia desdibujada tatuada en la superficie de mi alma, como una herida sin cicatrizar y que tan sólo duele cuando algo me hace acordarme de que existe. Cuando creo haberme deshecho de ti y de lo que representas, me sorprendes una noche cualquiera. Un lago ignorado de aguas negras. Un refugio hecho de dolor. Una espera sin final, que no recuerdo cuándo empezó. Sé que dentro de unas horas volverás a abandonarme para siempre, como tantas veces. Y sé que, como siempre, volveré a creerme que es cierto. Hasta que me vuelvas a sorprender y lo que nunca fuiste me devore hasta acabarme, en algún sueño intranquilo de la madrugada, o en mitad de la tarde.

Naturaleza salvaje: La Cobaya

Dos ratas en la cola del pan:

-¿Sabes quién es la nueva vecina? Una cobaya!!
-No jodas.
-Es una viciosa. Dice que le gusta probarlo todo.
-Qué guarra...

sábado, agosto 18, 2007

Una tarde con las piernas abiertas de par en par


Un mar de posibilidades que te cubre por encima de la cintura o te ahoga irremisiblemente.
Un péndulo que te lleva de lo brillante a lo oscuro sin darte tiempo a soltarte.
Un reloj de arena que cae limpia o se estanca con escorpiones ocultos.
Unas inesperadas horas de sueño o de pesadilla.
Un cielo tras la ventana de azul verano o de gris tormentoso.
Una fotografía a conservar en la memoria o velada y desechada.
Un grito prolongado de placer o de dolor.
Una carta ganadora o marcada por la mala suerte.
Un encuentro con el pasado que creías tristemente perdido o con la amargura que nunca has conseguido enterrar.
Una caricia eléctrica o un roce viscoso.
Una conversación de palabras inspiradoras o de chirriantes desacordes.
Un silencio lleno de presagios o de calma insoportable.
Un vértigo de dulce desapego o de náusea hiriente.
Una sombra a tiempo o un destello de turbia lucidez.

jueves, agosto 16, 2007

El canto de las sirenas: "The Kid From Kensington"

"The Kid From Kensington" - THE DOGS D'AMOUR



¿Qué puedo decir?

Sólo es rock and roll perruno, pero me gusta.

Avelino, el pintor


Avelino era andaluz. Y legionario. Y feo, muy feo. Se parecía a un dibujo de Forges, con sus gafas y todo. Estando en la Legión, le tocó la lotería. Y claro, desertó. Se largó a las Canarias y en unos meses se gastó todo el dinero en alcohol y mujeres: "coza güena", como él mismo decía. Yo le conocí cuando ya hacía muchos años que todo aquello había quedado atrás y se había convertido en un sesentón cachondo y alérgico al trabajo, al que su mujer no quería ver por casa (cosa fácil de entender), y que se pasaba las mañanas en la tienda donde yo trabajaba, de tertulia. Normalmente los viejos se reúnen en los parques, delante de las obras de la calle y en ese tipo de sitios, pero él prefería venir a darnos el coñazo a la tienda. Con sus pantalones grises, su cazadora marrón de cuero barato y su pelo engominado y peinado hacia atrás. Si había que hacerle caso, trabajaba de pintor de brocha gorda, aunque ninguno de nosotros le vio trabajar jamás. Eso sí, algunas mañanas no venía porque "había ido a hacer un porzupuezto" para pintar una casa. Igual era verdad. Lo cierto es que, después de la tienda, donde más le gustaba estar era en la casa de putas del barrio. Se vanagloriaba del efecto que provocaba en ellas su tatuaje en la polla: un ratón, recuerdo de su época de legionario, al parecer. Ni que decir tiene que eso tampoco lo llegamos a verificar nunca. "En cuanto lez enzeño el ratonsillo ze ponen cashonda, jajaja!!" presumía, muy ufano, haciendo gala de una breve y amarillenta dentadura. Aunque le gustaba gastarse el dinero en putas, le fastidiaba reconocer lo pronto que se le iba el sueldo, porque al acostarse con alguna de ellas "eztán tan güena que enzeguía me voy a la mierda" con lo que las dos mil pesetas de turno se esfumaban a velocidad de vértigo. Me supo mal perderle de vista, cuando abandoné aquel sitio. La verdad es que era de lo más entretenido que había por allí. Supongo que ya habrá muerto. Pensándolo bien, en el fondo su vida no fue demasiado distinta a la de Picasso.

miércoles, agosto 15, 2007

La historia de los que se fueron y nunca nadie volvió a ver (2ª Parte)


-La dependienta de la papelería frente al colegio que (según la leyenda urbana) se dejaba tocar el culo.
-El chófer del autocar del viaje de fin de curso que tenía cintas de cassette con chistes de Arévalo y que estuvo a punto de hacernos volcar un par de veces por culpa de sus propias carcajadas.
-El skinhead que me confesó que le gustaba el heavy metal y que cortó con su novia para poder dejarse melena.
-La hija de los dueños del bar con la que me pasaba todo el juego de Golden Axe en la máquina, mientras sus padres le daban la bronca por no atender a los clientes.
-El perro negro que me persiguió por el parque hasta que me subí al tobogán.
-La pelirroja de pecas con la que me cruzaba cada mañana al ir al colegio.
-La quiosquera coja que me guardaba los bolsilibros de Silver Kane.
-El vendedor de paraguas que cada cuarto de hora cerraba la tienda para irse al bar durante otro cuarto de hora.
-El futbolista en aquel polideportivo de pueblo que me dio un pelotazo en la cara.
-El representante de cables al que siempre le decía que no le echaban de la empresa porque tenía un enchufe (angelito, cada vez fingía que le hacía gracia).
-El dueño del frankfurt de 15 metros cuadrados que estaba pensándose seriamente contratar a un par de fulanas para la barra.
-Avelino, el pintor (que se merece una entrada para él solo).
-La vieja que me quería presentar a una bruja amiga suya para curarme el acné.
-El cajero del BBVA que siempre me llamaba Joaquín, (aunque yo llevase un distintivo con mi nombre en el pecho).
-El farmacéutico que siempre me daba una bolsita con bolitas de anís.
-La maciza de las cuatro que una vez me preguntó la hora y cuando le dije que eran las cuatro y cuarto echó a correr y se cayó.

Arrebato estival


No me limitaré a ensombrecerme. Deja que beba de esta oscuridad y esperaré a que, tras saciarme, vuelvas a agotarme tú otra vez, apurando hasta la última gota de lo poco que quede de mí. Que de la muerte del deseo, no queden ni las cenizas. Y que la vida que nos espera, sea un mal sueño cualquiera. Porque no quiero saber. No me pidas que te deje de soñar, aunque te tenga sobre mi espalda. Ni que la lluvia de mis ojos se vuelva dulce. No necesito más luz, porque me gusta andar a ciegas sobre tus labios, con el pensamiento. No quiero más verdad que la de tus mentiras al oído. Toda la eternidad a la que aspiro me cabe en este momento. Acaricia con mis manos las hojas que el otoño arrastrará, al vacío del invierno.

El canto de las sirenas: "Everything's Ruined"

"Everything's Ruined" - FAITH NO MORE



Al salir de la tienda aquella tarde de hará unos quince años, después de quitarle el celofán al CD y leyendo los títulos de las canciones del disco mientras caminaba por la calle pensé: "ésta tiene que estar bien".

Luego, ya en casa, la escuché atentamente y me dije: "joder! Es de las mejores del álbum!!".

Y por último, en casa de un amigo, viendo este clip, con toda su deliciosa cutrez estallé, totalmente convencido: "LA MEJOR CANCIÓN DE FAITH NO MORE!!!!"

Pues sí. Cuando veo que todo se desmorona y no sé qué hacer ni que decir, salvo sentirme débil e impotente, me pongo a cantar: "now everything's ruined, yeeeaah!!"

Y al instante me siento poseído por el espíritu de Jim Martin, con todos esos pelos.

Esta canción está dedicada a todos los padres de los concursantes de O.T. y de G.H.

Faith No More, los Monty Python del rock de los 90!!

Mensajes en una botella ( 3 )

Esta tarde me desencuentro perfectamente.

lunes, agosto 13, 2007

La serpiente que era un calcetín


Hoy he visto una película acerca de un monstruo marino. Una serpiente de mar. Sale Timothy Bottoms, harto de coger el fusil con la boca, seguramente. Luce un hermoso bigote. También sale Ray Milland doblado por Jesús Puente. Mucho me temo que cuando le dieron a leer el guión todavía debía tener escocidas las cuencas de los ojos tras librarse de los rayos X que le endilgó Roger Corman, porque de lo contrario no se entiende muy bien que aceptase formar parte de algo así. Pero sin duda, la gran protagonista de la función es la Serpiente de Mar patrocinada por Punto Blanco. Sería muy fácil decir que se trata de una serpiente que se mueve en pantalla como si estuviese borracha y como con la lengua de trapo. Pues ya está dicho.

Amando de Ossorio nos regaló también otra impactante imagen para el imaginario colectivo de la caspa, al menos la de mi cabeza: unos monjes anoréxicos y más trasnochados que Rouco Varela, que asaltaban un tren en mitad de la estepa manchega, a ritmo de coros gregorianos de Antón García Abril, con una ferocidad que ríase usted de los piquetes de la Renfe. A cámara lenta, sí. Pero con muy mala leche.

Sin embargo, creo que su techo creativo debe ser este reptiloide oceánico que con toda seguridad haría estragos en Barrio Sésamo. Sólo de imaginarme a Epi y Blas en sus fauces, se me pone la carne de gallina. En ocasiones el cine de terror puede llegar a ser muy duro, pero no sé si podría soportar algo así.

La película es comparable a "Misterio en la isla de los monstruos" de Juan Piquer, pero sin la Obregón. O sea, que todavía da menos miedo. Y en lugar de coros gregorianos cañís, la banda sonora viene a ser un híbrido entre la sintonía de El Hombre y la Tierra y aquel programa de flamenco de Lauren Postigo.

Lástima que Ossorio se muriese, porque si hubiese tenido la oportunidad, yo le hubiese propuesto una secuela protagonizada por otra serpiente. Ésta sería de dos cabezas y estaría hecha con unos pantys. Una pena.

Naturaleza salvaje: El Chotacabras

Y dijo el chotacabras: "¡Viva Yog-Sototh!"

Y las gaviotas, aterradas, se cagaron sobre los pijos del yate.

El canto de las sirenas: "Orestes"

"Orestes" - A PERFECT CIRCLE



Éste va con dedicatoria:

Para Silvana, por los ratos agradables en el trabajo, por los puntos de libro, por las felicitaciones, por los pantalones rojos y... qué cojones!! porque tiene mérito conocer a alguien que nunca te ha visto.

domingo, agosto 12, 2007

Hoy en su casa: Carmen


En realidad no ha sido un domingo distinto para ella. Por la mañana ha ido a misa y ha paseado un rato por la acera más soleada de la avenida en la que se encuentra su casa. Le gusta caminar los días que la ciudad está tranquila. Después se ha encerrado y ya no ha vuelto a salir. Se ha preparado cualquier cosa para comer y esta vez ha conseguido reprimir el impulso de llamar a sus nietos para que vengan a verla. Carmen, con sus setenta y tantos, sus arrugas y su viejo vestido del domingo, sentada en el sofá, con la única compañía del televisor desgranando su letanía; ese trasto molesto que no deja de hablar, (algo de un terremoto, le ha parecido oír), pero que no dice nada. La primera vez que ha mirado el reloj era demasiado pronto. Una tarde interminable por delante, sin saber cómo llenarla. Finalmente, por primera vez en casi dos años, se ha dirigido al aparador y ha sacado la caja de las fotos. Olor a humedad y color sepia. Su marido le ha sonreído en las manos una vez más. Y aunque Carmen casi ha olvidado su voz, puesto que han pasado casi treinta años desde que él murió, se ha vuelto a estremecer al evocar la escena y el momento que tiene ante sí. En otras ocasiones la nostalgia era amable. Sin embargo esta tarde el dolor de la pérdida ha ganado la batalla. Después han venido los antiguos veranos, las fiestas familiares, los viajes... y no ha tardado mucho en darse por vencida. ¿Para qué reprimir un llanto del que nadie es testigo? Hoy, mientras tú y yo nos aburríamos y dejábamos pasar las horas perezosas del atardecer, Carmen ha sobrevivido a una tragedia íntima. De las que no salen en los periódicos. Que no sacuden la tierra ni provocan grietas en las paredes, pero que si se pudiesen medir, seguramente alcanzarían la categoría de la más extrema gravedad. Carmen es una víctima del domingo por la tarde. Y el salón de su casa ha sido por unas horas zona catastrófica.

Desaparecidos


Una noche en la habitación del hotel, estás viendo la tele (todo es posible) y te encuentras con tu cara. Te dicen que has desaparecido y que todo el mundo te busca. Tú te quedas perplejo, porque no se te había pasado por la cabeza que a nadie le preocupase tu ausencia pero, mira tú por dónde, resulta que ahora todos te echan de menos. No importa nada que te quedases con el alma ronca de gritar en silencio, ni importan las miradas que te traspasaban, como si fueses un cristal transparente. Ahora lo único que importa es que eres un desastre nacional. Una celebridad ausente. Un rostro familiar para todos los que pasaban a través de ti. Y a medida que empiezas a reaccionar, caes de nuevo en la cuenta de los motivos que te impulsaron a irte. Siguen siendo igual de válidos, aunque apenas los recuerdes. Y te preguntas qué derecho tiene nadie para hacer de tu decisión un problema o un suceso. Cuando estás te ignoran, pero cuando no estás te buscan. Exigen tu presencia. Algo así como una broma cósmica. Miras a tu alrededor y no ves ningún cambio. El mundo sigue siendo igual de ajeno a ti. Pero en la pantalla hay lágrimas y escenas de amargura, teléfonos sonando, voces histéricas que lamentan e imploran... todos se han dado cuenta de que eras alguien especial para ellos, ahora que ya no te tienen. Pero no vas a volver. Al fin y al cabo, dentro de unos segundos volverás a ser historia. Alguien ha entrado en la habitación. Ni siquiera te mira. Simplemente hace su trabajo mientras tu rostro en pantalla se transforma en un bote de detergente. Todo ha pasado. Ya vuelves a ser tú. Ya vuelves a ser nadie.

sábado, agosto 11, 2007

El canto de las sirenas: "Right In Time"

"Right In Time" - LUCINDA WILLIAMS



Para las cosas que llegan tarde, para las que no llegan nunca, pero sobretodo para las que llegan justo a tiempo.

Un barco en la lejanía


Eras esa nube de forma caprichosa que me inventé hace un millón de tardes en el techo de mi habitación. O esa mirada casual al doblar la esquina, que miente infinitamente mejor que cien mil promesas eternas. Eras la estrofa de una canción que siempre olvidaba recordar. Y a veces eras un vacío insondable con el que llenarme por dentro. Todo lo que eras me cabía en una gota de agua, en un puñado de arena, aunque siempre te escapases por entre mis dedos. Eras una idea absurda, desesperada y desesperante. Un sueño roto en mil pedazos y recompuesto cada madrugada. Un destello violeta entre las antenas que apuñalan el cielo. Eras el viento con olor a añoranza que me ayudaba a no tener los pies en el suelo. Eras la mejor compañía para seguir queriendo estar solo. El fuego dulce que sólo adivinaba y me hacía estremecer. Una sombra equivocada, un error incomprensible. Eras una buena razón para vivir y también para morirme. Desde hace unos días, eres un nombre y una voz. Unos ojos en los que perder todo mi tiempo. La respuesta exacta a cualquier pregunta lanzada al aire. Eres, como yo, un encuentro fugaz, que tardará en morir lo que tarde en llegar el despertar. Eres todo y nada más.

jueves, agosto 09, 2007

¿Qué es un blog?


¿Y tú me lo preguntas, cuando clavo en tu formulario gris mi contraseña azul?

Un blog es disfrazar de realidad la misma mentira con dos formas distintas: la que sientes primero y la que escribes después. Reinventarte un rato cada día, actualizando con nuevas entradas, que en realidad son salidas de emergencia para ti mismo.

Un blog es creerte uno y mostrarte otro, para que los demás te vean como les dé la gana.

Un blog es la ilusión de tener algo que contar de la forma en que te habría gustado que fuese, sin miedo a que nada te contradiga.

Un blog es el fin de la frontera entre el que sabe y el que cree saber. Una trampa mortal, otro ladrillo en el muro. Una huída hacia adentro, sin final. Una reunión de fantasmas anónimos que cuentan las noches en vela y los eslabones de sus cadenas.

Un blog es el aislamiento, el naufragio sin supervivientes. El agujero de la Red por el que se cuelan todas las cosas no dichas, pero tampoco desechadas. Un clavo ardiendo en el que colgar tu caricatura.

Un blog es tiempo muerto. Triste pero cierto.

viernes, agosto 03, 2007

El canto de las sirenas: "Spiralling"

"Spiralling" - ANTONY AND THE JOHNSONS



Espiral ascendente o descendente, tanto da. El caso es estar empanado en uno mismo.

Cornell Woolrich : El poeta negro


La voz poética de los perdedores. Con él, la novela negra nunca ha sido más negra. Negra y azarosa. Negra y desesperada.

Sus personajes, en permanente lucha contra el tiempo, contra el destino. Pero sobretodo: contra sí mismos. Lejos de los tipos duros y cínicos de Chandler o Hammett, los personajes que Woolrich adora son seres grises. Que forman parte de un paisaje urbano y anónimo, pero que siempre están fuera de lugar en este mundo.

Para Woolrich no hay mujeres fatales. Para él, lo importante es la Fatalidad. Ese momento casual que lo vuelve todo del revés y que desencadena el drama. Drama y tensión. Sus historias a menudo poseen un "crescendo" de tensión difícilmente soportable, hasta desembocar en desenlaces abruptos e imprevisibles. Tristes, amargos y las menos de las veces, felices.

Atmósferas turbias y opresivas. En ocasiones lindando con el terror, otras con el drama puro y duro. Transita desde el romanticismo más desatado hasta el costumbrismo de la Depresión Americana, que mientras para otros creadores sólo era un telón de fondo, para él es el marco perfecto por el que se mueven sus hombres y mujeres frágiles y amenazados.

Su propia vida fue una más de sus historias. El azar le llevó de un lugar a otro, desde momentos de plenitud vital, hasta épocas de negra desesperación. De autor triunfante repetidamente adaptado al cine y la televisión, a derrotado alcohólico arrastrándose por las calles de Nueva York y colándose en fiestas a las que no había sido invitado.

Cornell Woolrich, o William Irish, o George Hopley. El hombre que convirtió a la noche, a la ciudad, al tiempo, en entidades vivas y acechantes ("El plazo expira al amanecer", "La noche tiene mil ojos"...) El hombre que le dio a la Venganza su dimensión más gélida y brutal ("Rendez-Vous en negro", "La novia iba de negro"...)

Otro náufrago más.