viernes, octubre 26, 2007

Atonía


Hoy no llevo acento. Hoy no me sirven las reglas ortográficas, porque soy la excepción que no recordarás. No me apetece indagar en lo esdrújulo ni disfrutar de lo agudo. Soy tan llano como una consonante muda, en la que nadie repara. Me falla la puntuación y me deshago en números rojos. No resistiría ni la más mínima tensión caligráfica. Me saldría de la cuadrícula, alicaído en el margen de la página. Ni siquiera me animan los monigotes improvisados en la esquina del papel, que permanecen silenciosos, cabizbajos y como avergonzados de compartir conmigo este momento gris, en el que la punta del lápiz se rompe y se suicida, de pura indiferencia. El trazo titubeante cae en picado, apático, desnudo de emoción, carente de toda inspiración. Los colores me duelen a la vista y se salen de la línea, como brotando de la mano sin fuerza de un niño de primaria. Es un viernes desmayado, como una página en blanco, como la respuesta de un examen tipo test en la que todas las alternativas son falsas. Una hipótesis destinada a quedarse en el limbo que separa el pensamiento de la expresión. Una fórmula que siempre da error tendente a infinito. Soy el punto sobre la i que cae rodando, se pierde para siempre debajo del sofá y deja sin significado las ideas fugaces, las verdades que se evaporan y se deshacen en la nada, ahogadas por la saliva de la punta de la lengua. Soy el error sin corregir de un examen suspendido, para el que nadie estudió.

3 Comments:

At 7:40 p. m., Anonymous Anónimo said...

Me he quedado aislada y naufragada de conexion y va para largo... espero que para cuando regrese al mundo tenga en tu ventana muchas palabras amotinadas al sol de invierno para mi solaz...
Un besote naufrago!!!

 
At 1:19 p. m., Blogger Tyla said...

Me sabe fatal. :(

Espero que la desconexión sea lo más corta posible, porque se siente uno más solo en la isla sin tus palabras.

Muchos besos!

 
At 11:38 p. m., Anonymous Anónimo said...

Todos somos algo para alguien, incluso ese punto que se cae de la i lo es para la hoja que lo recibe o la h aspirada, no pronunciada, ya no para la palabra en si, sino para el intrépido que la pronuncia bien.
Mi punto es: todos somos algo para alguien, por lo tanto somos muchos simultáneamente. No es un juego peligroso buscar en un mar de segundos el verdadero yo, sino vivir años enteros pretendiendo ser lo que no es real.

 

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