domingo, agosto 12, 2007

Hoy en su casa: Carmen


En realidad no ha sido un domingo distinto para ella. Por la mañana ha ido a misa y ha paseado un rato por la acera más soleada de la avenida en la que se encuentra su casa. Le gusta caminar los días que la ciudad está tranquila. Después se ha encerrado y ya no ha vuelto a salir. Se ha preparado cualquier cosa para comer y esta vez ha conseguido reprimir el impulso de llamar a sus nietos para que vengan a verla. Carmen, con sus setenta y tantos, sus arrugas y su viejo vestido del domingo, sentada en el sofá, con la única compañía del televisor desgranando su letanía; ese trasto molesto que no deja de hablar, (algo de un terremoto, le ha parecido oír), pero que no dice nada. La primera vez que ha mirado el reloj era demasiado pronto. Una tarde interminable por delante, sin saber cómo llenarla. Finalmente, por primera vez en casi dos años, se ha dirigido al aparador y ha sacado la caja de las fotos. Olor a humedad y color sepia. Su marido le ha sonreído en las manos una vez más. Y aunque Carmen casi ha olvidado su voz, puesto que han pasado casi treinta años desde que él murió, se ha vuelto a estremecer al evocar la escena y el momento que tiene ante sí. En otras ocasiones la nostalgia era amable. Sin embargo esta tarde el dolor de la pérdida ha ganado la batalla. Después han venido los antiguos veranos, las fiestas familiares, los viajes... y no ha tardado mucho en darse por vencida. ¿Para qué reprimir un llanto del que nadie es testigo? Hoy, mientras tú y yo nos aburríamos y dejábamos pasar las horas perezosas del atardecer, Carmen ha sobrevivido a una tragedia íntima. De las que no salen en los periódicos. Que no sacuden la tierra ni provocan grietas en las paredes, pero que si se pudiesen medir, seguramente alcanzarían la categoría de la más extrema gravedad. Carmen es una víctima del domingo por la tarde. Y el salón de su casa ha sido por unas horas zona catastrófica.

2 Comments:

At 1:23 p. m., Anonymous Anónimo said...

Para un anciano siempre es domingo por la tarde.

 
At 2:33 p. m., Anonymous Anónimo said...

Ater todos fuimos Cármen, me parece a mi.

 

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