viernes, enero 15, 2010

Sólo queda esperar


Cuando Marte imite a Venus y también se desnude. Cuando el pájaro carpintero termine de romper la jaula. Cuando el sol reconozca que tiene frío de estar tan solo. Cuando la muerta de la curva te lleve a un motel de carretera. Cuando las olas dejen de mirar atrás. Cuando las nubes de la tarde no se parezcan a nada. Cuando la calle de atrás tenga salida. Cuando la añoranza se enfríe. Cuando las palomas del parque den conversación a los viejos de los bancos. Cuando el columpio no se detenga nunca. Cuando la subida sea cuesta abajo. Cuando se rompan todos los frenos. Cuando la estrella fugaz se pare a escucharte. Cuando el abismo cierre los ojos. Cuando se borren las líneas de la mano. Cuando el lápiz de sus labios escriba que sí. Cuando las arenas movedizas se estén quietas. Cuando la tierra se canse de tragar y empiece a escupir gente. Cuando se derogue la ley de la gravedad. Cuando nadie aprenda a contar hacia atrás. Cuando el mar devuelva las llaves del fondo. Cuando los hombres peligrosos lleven bozal. Cuando el viento se haya llevado todas las cenizas. Cuando te besen al poner la otra mejilla. Cuando el hambre sea comestible. Cuando el dolor desgrave en Hacienda. Cuando el azar siente la cabeza. Cuando el camino recto sea menos aburrido y las curvas menos peligrosas. Cuando el náufrago se olvide de escrutar el horizonte.

1 Comments:

At 8:11 p. m., Blogger Lore said...

¿Qué nos queda a los impacientes?

 

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