1989
Porque las tardes tenían más horas.
Porque te encontré.
Porque podías aparecer por cualquier esquina.
Porque a la vuelta me dejabas acompañarte.
Porque tu sonrisa aún hoy me reconforta.
Porque ni a miles de kilómetros dejé de oír tu voz.
Porque todo estaba por llegar.
Porque nada me ataba.
Porque las tristezas eran limpias.
Porque el dolor era dulce.
Porque las calles eran nuestras.
Porque me emborrachaba con el aire.
Porque amanecía más pronto.
Porque me moría por verte y por no verte.
Porque dibujaba elipses entre el sol y mi corazón.
Porque no podía parar de reír.
Porque ni la mala memoria puede con él.
Porque el 12 de marzo parecía un día cualquiera.
Porque el mes de abril duró 12 meses.
Porque no llovió ni una sola vez.
Porque no sabía que algún día se terminaría.
3 Comments:
Muy bueno, NAÚFRAGO, me gusta el porqué...es un tipo de escritura recurrente de tus propios sentimientos e inquietudes...corrígeme si me equivoco, la prosa-narrativa está correcta, pero yo lo haría más profundo...te pongo un ejemplo y si te vale pues genial
"Porqué las garras de tu insconciencia se apoderan de mis alas de libertad si ya no me amas, otórgame una licencia, porque por tus turgencias aún muero"...
Comentame que te parece, y sigue así, que escribes muy bien. Estaremos en contacto, compañero...
Muchas gracias por tu comentario, Uriah.
Pues lo cierto es que a la hora de abrir una entrada no me planteo mucho el tipo de lenguaje que voy a utilizar. En algunos casos me apetece hacer algo más elaborado, mientras que en otros (como en este último) me apetecía ser más concreto, porque el tema se centraba en vivencias y recuerdos muy concretos, que prefería exponer con más claridad. De hecho, la idea es ir añadiendo paulatinamente más ideas en esta misma entrada, a medida que se me vayan ocurriendo.
Saludos.
Porque estoy sola ahora, y probablemente lo esté siempre.
Porque haces que sobrevivan los recuerdos como la espuma del café que ahora me tomo, y que no puedo matar a cucharadas.
Porque quiero conocer lo que guardas en la caja de madera que pones bajo el balcón.
Porque tú también estás sólo.
Porque siempre se me olvida que las almas vuelan rompiendo lazos, muros... Torres de Babel.
Porque puedo reflejarme en tus tardes de verano acuchilladas, sangrantes de sol y sal.
Porque tu nostalgia es una luz al final de mi túnel sin amueblar.
Porque a veces te necesito.
Por todo esto, y mil cosas más, quiero seguir leyéndote.
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