No hay motivos
Buscar un porqué.
Creer que hay algo que da sentido a lo que nos pasa.
Es como pretender que el agua fluye con arreglo a una fórmula matemática.
Pero nuestra vida transcurre con el mismo desorden que las gotas de lluvia. Resulta absurdo preguntarse por qué caen en un sitio y no en otro.
¿Es eso bueno, o malo? Pues no tengo ni idea, pero me resulta de lo más liberador. Pensar que soy fruto del azar, que nada gobierna ni dirige mi existencia. Que nada de lo que me ocurre obedece a una ley inmutable, con sus actos y consecuencias. Que en todo momento todo puede cambiar para siempre... o tan solo durante un instante.
Es la fragilidad de lo que no se puede (ni se debe) comprender.
Somos pequeños accidentes, perdidos en el absurdo de otros accidentes mayores.
Renuncio al equilibrio.
Renuncio a buscar respuestas para preguntas sin sentido.
Y reclamo la lucidez del caos.
2 Comments:
El caos es el orden. Hay respuestas que no necesitan preguntas.
Ojalá fuera todo tan sencillo.
Es tan sencillo como tú quieras que sea. Al fin y al cabo, tampoco vas a llegar nunca a otra conclusión más válida que otra.
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