Un encuentro
-¿Te acuerdas de mí?
-No.
-Soy el que escribe tu nombre en el aire cada noche, sacudido por convulsiones y espasmos de desesperación.
-Pues ahora no caigo.
-¿Ni siquiera reconoces mi voz, rota de tanto maldecirte?
-No.
-Yo soy el que se esconde y tiembla en las sombras de los rincones que nos vieron pasar.
-Si no me das más datos...
-¿Y si te dijese que he despertado cien mil veces, en mitad de la madrugada, preso en el vértigo de pensarte acariciada por otro?
-Puesss...
-¿Es posible que al cabo del tiempo no reconozcas al que, quemado el rostro por las marcas de lágrimas ardientes, no ha dejado de esperarte ni de buscarte febrilmente entre las figuras anónimas de esta ciudad?
-Mira, me sabe fatal, pero...
-Da igual, debí haberlo imaginado. Debí imaginar que mi infierno secreto nacía de tu olvido.
-Pues sí, ya ves. En fin, hasta otra!!
2 Comments:
Wow! Me gustó mucho! Ojalá algunos tuvieramos el valor de hacer una llamada de ese tipo y deshacernos de todo lo que se lleva dentro y que tanto ha dolido.
Saludos! :)
No sé hasta qué punto te deshaces por completo de lo que llevas dentro. Quiero creer que sí, pero a lo mejor tan sólo le estamos dando un poco de aire para seguir desgarrándonos con más fuerza.
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