lunes, junio 25, 2007

"Last Days", de Gus Van Sant


Definitivamente, Van Sant ha vuelto al buen camino. Después de la estimulante "Elephant" y de la marcianísima "Gerry", nos regala esta pequeña joya. Una fabulación acerca de lo que perfectamente pudo ocurrir durante las últimas 48 horas de la vida de Kurt Cobain, pero contado de un modo totalmente alejado de un biopic al uso.

Podría decirse que la película es un viaje sin retorno al alma de Kurt. Todo lo vemos a través de sus ojos y todo lo sentimos a través de su modo de percibir las cosas. Una increíblemente hermosa utilización del sonido, acentuando los estímulos sonoros para hacernos sentir totalmente partícipes del entorno; un ritmo caprichoso, con estiramientos y repeticiones continuas, para incrementar la sensación de confusión y hastío; una serie de momentos clave, como ese plano larguísimo con Kurt (increíble, la composición de Michael Pitt) a través del ventanal de la casa, aporreando sus instrumentos y ejerciendo de ángel furioso. Ese plano es la quintaesencia de la música de Nirvana: belleza y confusión; rabia y sensibilidad. Otro momento maravilloso es ese fugaz paseo nocturno por las calles de Seattle, que es suficiente para que Van Sant refleje en pantalla lo que debían ser las calles de la ciudad estadounidense a principios de los 90; o esa casa inhóspita y fría recorrida por las notas de "Venus in Furs" de la Velvet mientras los amigos-sanguijuelas de Cobain vienen y van.

El modo en que Van Sant es capaz de adaptar el sentimiento de la música de Kurt a su estilo cinematográfico, es sencillamente escalofriante. Podría decirse que "Last Days" es un álbum póstumo más de la banda. Desde luego, más cercano al "In Utero" que al "Nevermind". Porque en cada uno de sus planos, en cada una de sus secuencias, está presente el espíritu y la esencia de la música del grupo. Pero también la esencia de Kurt. Esa esencia que resulta imposible explicar y entender, que sólo se puede sentir. Que a los que sean ajenos al espíritu de Kurt les parecerá un sinsentido. A mí me puso la carne de gallina, casi durante 97 minutos ininterrumpidos (lo que dura la película). Despertó sentimientos aletargados desde hace varios años. Pero además de todo eso, "Last Days" también es otra pieza fundamental de la filmografía del cineasta estadounidense, que encaja a la perfección en el puzzle de su trayectoria más destacable, junto a "Drugstore Cowboy" o "Mi Idaho Privado".

Un filme difícil, áspero y muy valiente, de silenciosa y esquiva belleza, que sólo puede ser apreciado en toda su dimensión por quien haya sentido alguna vez la grandeza del talento de un creador que tan sólo supo encontrar su lugar en este mundo en una serie de arrebatos de fugaz intensidad. Y que se desvaneció dejando tras de sí un rastro de turbia belleza inmarchitable. Incomprendida e inaprehensible para unos, inolvidable y fundamental para otros. Algo muy similar al poso que deja "Last Days", como obra cinematográfica.

1 Comments:

At 2:25 p. m., Anonymous Anónimo said...

Enhorabuena por tu blog, ganas me quedan de ver esta película, volveré cuando la haya visionado.

 

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