domingo, diciembre 20, 2009

Sólo una pregunta


Cuando el profesor, aquel último día de clase del último curso, terminó de explicar la última lección y exclamó: "¿hay alguna pregunta?", tan sólo se alzó una mano, al fondo del aula. El maestro levantó una ceja y animó con un gesto al alumno para que se levantase y formulase su duda en voz alta. Los otros niños se giraron para mirarle y escucharle, entre risitas y ruidos de pupitres. Él chico se levantó, hizo amago de abrir la boca y la volvió a cerrar; después, pareció quedarse prendado de algo que sucedía tras la ventana, allá afuera. Finalmente, dándose cuenta de dónde estaba, se giró de nuevo hacia el interior, miró al profesor fijamente y dijo: "¿por qué?".